La exfoliación es necesaria para eliminar la piel seca y las células muertas que obstruyen los poros, formando espinillas y puntos negros.
tipos de exfoliante Rostro
Entre tantos tipos de exfoliante, parece difícil tomar una opción. Sin embargo, la elección generalmente se reduce a exfoliante químico o físico. Ambos tienen excelentes beneficios, pero el correcto depende de tu tipo de piel.
Exfoliantes químicos
Contienen alfahidroxiácidos (AHA), hidroxibutilanisol (BHA), ácido salicílico y ácido de frutas, que según su concentración sirven para disolver las células muertas y cualquier suciedad o aceite que las una a la piel. Este tipo de exfoliante es casi universal, ya que es muy suave y adecuado incluso para pieles sensibles. No contiene ningún tipo de ingredientes físicos para pulir, como granos o partículas.
Para piel seca y dañada por el sol, la combinación de glicol y ácido láctico que poseen los AHA es ideal. Éstos no sólo exfolian, sino que también ayudan a humectar.
Para pieles grasas o propensas al acné, los con BHA resultan óptimos, gracias a sus propiedades antibacterianas y antiinflamatorias.
Para aplicar estos productos, es recomendable utilizar almohadillas exfoliantes suaves y pasarlas por todo el rostro y/o cuerpo sin presionar ni resfregar.
Exfoliantes físicos
Están diseñados para eliminar las células muertas usando partículas rígidas, las cuales pueden deshacerse al contacto con la piel o mantener su forma hasta ser enjuagadas. No se recomiendan para personas con cutis sensible, ya que pueden ser irritantes. Sin embargo, frotar delicadamente con un paño suave o esponja vegetal también funciona. Estos tipos de exfoliante físicos son aptos para pieles sensibles.
¿El modo de aplicación? En el rostro con los dedos de la mano y en el cuerpo, con una esponja exfoliadora.
Exfoliantes caseros
Bicarbonato de sodio natural: es el principal compuesto de muchos productos de exfoliación costosos. Ayuda a retirar las células muertas y estimular la regeneración de la piel.
Azúcar: es una fuente natural de ácido glicólico, el cual aumenta la renovación celular y descompone la proteína que mantiene a las células muertas colgando de tu piel. Se prepara mezclando los cristales de azúcar con aceite de masaje hasta obtener una pasta.
Sal de mar: está llena de oligoelementos que rejuvenecen tu piel, estimulan el crecimiento celular y ayudan a mantener la humedad. Un exfoliante con sal de mar es ideal para la piel seca.
Harina de avena: la avena es un exfoliante muy suave, por lo que es perfecta para pieles sensibles. Es un antiinflamatorio natural y muy humectante.
Kéfir: el kéfir es una fuente natural de ácido láctico, que hidrata y suaviza tu piel. Es como el yogur, pero cuenta con muchas más bacterias beneficiosas para el cutis.
Miel cruda: es antibacteriana, antiviral y antifúngica. Detiene las infecciones de la piel, incluido el acné. Se puede mezclar con cualquiera de los exfoliantes aquí mencionados para aumentar los beneficios antioxidantes y antibacterianos.
La exfoliación regular es necesaria para mantener una piel tersa y saludable. Intenta practicarla al menos 2-3 veces por semana, utilizando un exfoliante químico o físico, nunca ambos. Esto, ya que podrías remover células sanas e irritar tu piel.